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	LEOPOLDO LUGONES

	Nació en 1874 en Villa de María en el departamento cordobés del Río Seco. Fue el 
	primogénito del matrimonio de Santiago Lugones y Custodia Argüello. En su niñez, 
	la familia se trasladó primero a Santiago del Estero y posteriormente a Ojo de 
	Agua, una villa con pocos habitantes, donde cursó sus estudios primarios.

	A los diez años, se destacaba por su memoria, gusto por la lectura e interés por 
	las ciencias naturales. Se cuenta que lo llamaban para amenizar las "tertulias" 
	familiares. Sus padres decidieron enviarlo a Córdoba con su abuela materna para 
	que siguiese los estudios superiores.

	En 1892 Leopoldo volvió a vivir con su familia que se había trasladado a Córdoba 
	después de haber perdido su estancia. La crítica situación económica lo llevó a 
	tener que comenzar a trabajar y convertirse en un autodidacta.

	En esta época dió con éxito sus primeros pasos en la vida pública. Recitó su 
	primera composición en el Teatro Indarte, dirigió el periódico liberal y 
	anticlerical "El Pensamiento Libre" y se alistó voluntariamente para enfrentar a 
	las fuerzas radicales sublevadas en Rosario.

	En Córdoba, Lugones se fue convirtiendo en un personaje popular capaz de ser 
	contrapunto de los payadores del barrio, publicar versos controvertidos con el 
	seudónimo Gil Paz, promover huelgas estudiantiles y fundar un centro socialista.

	El año de 1896 fue decisivo para Lugones: se instaló en Buenos Aires y se casó 
	con Juana González. En la gran ciudad se unió al grupo socialista de escritores 
	integrado por José Ingenieros, Roberto Payró, Ernesto de la Cárcova, escribió en 
	el periódico socialista "La Vanguardia" y en la "Tribuna", órgano del roquismo y 
	se ganó al distinguido auditorio del Ateneo. A los 22 años comienza a escribir 
	en "La Nación", promovido por su amigo Rubén Darío. Publicó su primer libro "Las 
	montañas del oro" (1897), basado en una influencia tardía del Romanticismo 
	Francés.

	El "novecientos" fue una época de intensa producción en la que escribió muchas 
	de sus obras más valoradas como "Crepúsculos del jardín" (1905) donde se acerca 
	al modernismo hispanista y a las nuevas corrientes literarias francesas: 
	simbolismo, decadentismo, parnasianismo. Esta tendencia alcanza su máxima 
	expresión en "Lunario sentimental" (1909). En su obra "Las fuerzas extrañas" 
	(1906). Lugones plasmará sus habilidades para escribir cuentos de misterio. Este 
	trabajo junto con los "Cuentos fatales" (1926) renuevan el género de la forma 
	breve e inician una fecunda tradición en el Río de la Plata, en la que se 
	inscribirán escritores como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio 
	Cortázar.

	En 1901 ocupó el cargo de inspector de secundaria y normal bajo las órdenes de 
	Pablo A. Pizzurno y Virgilio Magnasco. Posteriormente asumió la inspección 
	general donde concretó varias de las ideas plasmadas en su estudio sobre la 
	"Reforma educacional": cursos especiales en vacaciones, fundación del Instituto 
	Nacional del Profesorado Secundario, creación de las cátedras de Educación 
	Física y Dibujo, reglamentación para el ingreso de alumnos a la enseñanza 
	secundaria. Más adelante fue comisionado en viaje a Europa para estudiar las 
	novedades pedagógicas. En 1915 se hizo cargo de la dirección de la Biblioteca 
	Nacional de Maestros que ejerció hasta su muerte.

	En 1910, la conmemoración del Centenario de Mayo representó el cenit del 
	movimiento de afirmación de los valores y tradiciones nacionales. Bajo ese 
	impulso, Lugones publicó varios trabajos: "Odas seculares" (1910) y la "Historia 
	de Sarmiento" (1911).

	En "El Payador" (1916), reúne una serie de conferencias sobre "Martín Fierro" de 
	José Hernández que rescatan la obra, calificándola de "Cuento Homérico de la 
	Cultura Argentina"... Este particular enfoque instaló en la crítica una 
	fructífera polémica que se prolongó por décadas y cuyo resultado fue la 
	aceptación del Poema como la obra emblemática de la identidad literaria 
	argentina. La lectura que Lugones hace deja entrever otro de sus principales 
	puntos de interés intelectual; la cultura clásica. En este campo su producción 
	incluye las obras "Didáctica" (1910); "Las limaduras de Hephaestos" (1910), 
	"Estudios Helénicos" (1924) y "Nuevos estudios Helénicos" (1928).

	En Europa se vivía un tiempo de incertidumbre instalado con la guerra mundial, 
	la revolución de los "soviet" y el fascismo italiano, mientras en Argentina se 
	sentía la crisis económica y la inestabilidad política. Lugones fue un 
	observador atento de la situación internacional y un hombre de acción en su 
	país.

	Lentamente, su visión socialista fue dando paso a un pensamiento nacionalista de 
	originales matices, crítico del liberalismo y alejado de las posiciones 
	católicas. Este Lugones maduro fue igual de controvertido que en sus posiciones 
	juveniles al apoyar el militarismo de la década del treinta.

	Su trabajo incesante se plasmó en numerosos escritos, artículos de prensa y 
	conferencias que le merecieron el nombramiento en la Asamblea de Cooperación 
	Intelectual de la Liga de las Naciones (1924), el Premio Nacional de Literatura 
	(1926) y la presidencia de la Sociedad Argentina de Escritores, fundada con su 
	impulso (1928).

	En esta etapa, aumentó con ritmo vertiginoso su ya cuantiosa producción 
	intelectual entre la que se encuentra "Poemas solariegos" (1928) uno de sus 
	títulos más elogiados y los ensayos "La patria fuerte" (1930) y "La grande 
	Argentina" (1930), indispensables para comprender la época y la generación de 
	Lugones.

	Puso fin voluntariamente a su vida en una isla del Tigre. Los boletines 
	informativos sorprendieron a la opinión pública tanto como a quienes lo trataban 
	cotidianamente en la Biblioteca Nacional de Maestros.

	Lugones aún hoy genera controversias por su cambiante temperamento político. El 
	tiempo, sin embargo, lo ha destacado como una figura central de la cultura 
	argentina y como uno de sus más grandes escritores.

	(De Biblioteca privada de Leopoldo Lugones)